Bullying: un Karma transgeneracional
- Sofía Molina

- 19 jun
- 1 Min. de lectura
Actualizado: 25 jun

A veces se escucha que el bullying “fortalece el carácter” o que “todos pasamos por eso”. Pero no. El bullying no es una etapa formativa, es una forma de violencia que deja cicatrices profundas, muchas veces invisibles. Hay muchos que dicen que es una costumbre nueva o destacada por la "fragilidad de las nuevas generaciones" pero la verdad es que el bullying o acoso siempre ha existido.
Como médica y sexóloga, he escuchado demasiadas historias que comenzaron con una burla, un apodo cruel, una exclusión en el recreo. Con el tiempo, eso se convirtió en ansiedad social, dificultad para poner límites, vergüenza del cuerpo o incluso pensamientos autodestructivos.
El bullying no siempre es físico. A veces es silencioso: miradas, risas contenidas, redes sociales usadas como armas. Y en la adolescencia, cuando la identidad está en plena construcción, duele más que nunca.
¿Qué hacer si te pasa o te pasó? Habla. Escríbelo. DILO. Buscar ayuda no es debilidad, es coraje. Tu historia merece ser contada desde la dignidad, no desde la culpa.
¿Y si ves que alguien más lo vive? El silencio es cómplice. A veces basta una frase, un gesto, una defensa suave pero firme para romper el ciclo.
El bullying no te define. Tu historia no termina en el daño. Puede continuar en el cuidado, en la recuperación, en elegir tratarte y tratar a otros con respeto.
Porque sí, hay marcas que no se ven…Pero también hay fuerza que no se nota —y tú la tienes.
Doc Sofi



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